Mujer del mes de Symetrías: Rosalind Franklin, icono de la lucha feminista en el mundo de la ciencia.

Biografía de Rosalind Franklin

Rosalind Franklin, nace en 1920 en el seno de una importante familia judía inglesa y ya desde niña recibe una excelente y refinada educación. Fue aceptada en la Universidad e incluso premiada con una beca que iría destinada (por orden de su padre) a colaborar con los estudios de jóvenes judíos refugiados de la Segunda Guerra Mundial. Rosalind lidió en un mundo de hombres durante toda su vida, y, aunque no fue considerada en vida como una persona feminista ni ella lo mostrase abiertamente sí ha sido un ejemplo a seguir en la lucha del reconocimiento del trabajo femenino en el mundo científico.

Su excelente educación le permitió aprobar el examen de ingreso en el Colegio Newnham, en Cambridge, para estudiar ciencias experimentales y, en concreto, química; un lugar reservado a los hombres y que solo aceptaba que fuesen mujeres aproximadamente un 10% de su alumnado. Su propio padre no acepta su decisión y se puede leer en su biografía como llegó incluso a retirarle temporalmente su asignación, tratando de hacerla cambiar de parecer. Una tía suya corrió durante ese tiempo con sus gastos, defendiendo la inquietud científica de su sobrina hasta que el padre aceptó la decisión de Rosalind.

Rosalind Franklin, icono de la lucha feminista en el mundo de la ciencia

Terminados sus estudios la Asociación Británica para la Investigación del Uso del Carbón le ofreció una plaza de investigadora en 1942, y fue así como inició su trabajo sobre el carbón y como acabaría siendo una reconocida cristalógrafa especializada en la difracción de Rayos X, la que luego sirvió para obtener una fotografía ya célebre, la foto 51 sobre la estructura del ADN, que Maurice Wilkins mostró indiscretamente a un joven americano, James Watson que en colaboración con el británico Francis Crick haría que ambos ganasen el Premio Nobel. Por lo que se sabe Rosalind nunca fue consciente de que hubieran descubierto dicha fotografía.

De hecho, cuando ambos científicos publican su descubrimiento en la revista ‘Nature’ no hacen mención a ninguna de las aportaciones realizadas por Rosalind, todo reconocimiento se reducía a estas palabras …hemos sido estimulados por el conocimiento de la naturaleza general de resultados experimentales no publicados y las ideas de Wilkins, Franklin y sus colaboradores….

Pese a ser la científica que obtuvo los datos que permitieron definir que el ADN tiene estructura de doble hélice, no fue premiada con el Nobel. Había fallecido en 1958, cuatro años antes de que la Academia Sueca reconociese la importancia del descubrimiento. Lo más sarcástico es que el premio se lo dieron a las personas que habían usado sus datos sin su consentimiento y, que, por lo que luego han manifestado, le mostraron su desdén como científica, no la apreciaban mucho como persona y le amargaron los dos años de su carrera en el King’s College de Londres.

Su carrera investigadora siguió adelante, con importantes trabajos sobre virus, en concreto, el del mosaico del tabaco y el de la polio que todavía citan los expertos. En 1956 se le diagnostica cáncer de ovario, probablemente provocado por la excesiva exposición a radiaciones durante sus investigaciones con Rayos X. Todavía trabajó durante otros dos años, y después de tres operaciones quirúrgicas y quimioterapia, muere en abril de 1958, a los 37 años. Cuatro años después, en 1962, Watson, Crick y Wilkins recibían el Premio Nobel por sus estudios sobre la estructura del ADN. Ni Watson ni Crick mencionaron a Rosalind Franklin en sus discursos de aceptación.

Aún hemos tenido que leer además palabras de desprecio de aquellos que obtuvieron su máximo reconocimiento científico gracias a ella con palabras como las que Watson le dedica en su libro ‘La doble hélice’  “Estaba decidida a no destacar sus atributos femeninos. Aunque era de rasgos enérgicos, no carecía de atractivo, y habría podido resultar muy guapa si hubiera mostrado el menor interés por vestir bien. Pero no lo hacía. Nunca llevaba los labios pintados para resaltar el contraste con su cabello liso y negro, y, a sus 31 años, todos sus vestidos mostraban una imaginación propia de empollonas adolescentes inglesas.”

Y es abundan las grandes mujeres que han luchado honestamente con su trabajo y demostrado su valía, gracias a las que hoy en día el reconocimiento es mucho más sencillo pero para las que el mundo probablemente no estaba preparado cuando llegaron.

Fuente: myscience.es; mujeresconciencia.com; elpais.com; eldiariofeinista.com;lavanguardia.com