Ya está disponible el Nuevo cuento de Symetrías, Sara y el miedo.

Con este cuento tratamos de contar cómo las chicas viven el espacio público como un espacio más hostil e inseguro que los chicos. Y que esto tiene unas consecuencias emocionales y de restricción de su libertad incomparablemente mayores que las derivadas de la experiencia de los hombres.

El miedo lo sienten tanto mujeres como hombres jóvenes, pero el miedo lo tienen en ambos casos siempre a los hombres. Las mujeres temen el abuso, la agresión sexual, la violación; tienen menos miedo cuando son más jóvenes y van aumentando su sentimiento de vulnerabilidad a medida que sus cuerpos son leídos como femeninos y como vulnerables a agresiones sexuales. 

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La prevención de la violencia de género. Enfrentándonos al miedo

Al comienzo de la adolescencia aparece la atracción entre ambos sexos y se producen los primeros acercamientos, pero también continúan los abusos. El maltrato se produce en el seno PANDILLA MASCULINA, siendo ésta un agente que colabora en el proceso. La pandilla se convierte en policía, vigilante y censor del comportamiento de la chica adolescente.

cuento feminista
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Desvelar la intimidad de la pareja al grupo y cuestionar la fidelidad de ella son actos de agresión frecuentes en estas edades. Las chicas, si no quieren levantar sospechas ante la pandilla masculina, poco a poco tendrán que controlar con quién salen, dónde van, qué ropa se ponen, etc.
En esta etapa es frecuente el “SEXO ROBADO”: los chicos tocan los senos o las nalgas de las chicas de forma súbita y en público, con el objetivo de demostrar su “valentía” ante el grupo de amigos. Este comportamiento es desempeñado sobre todo por los líderes, pero consentido y apoyado por el resto del grupo masculino que con esta actitud participa en las agresiones.
Es la iniciación en una sexualidad basada en la satisfacción propia exclusivamente, en la que los muchachos no tienen en cuenta o desprecian el deseo de sus compañeras. Por otra parte, es común que las adolescentes se sientan atraídas por chicos que no las tratan bien, los llamados malotes, los más subversivos con las normas de los adultos, que suelen ser los que tienen mayor éxito entre los chicos y chicas de su edad.
Los INSULTOS hacen alusión a la servidumbre tradicional y/o sexual de la mujer, están permanentemente presentes en estas edades y su intención es paralizar y someter a la chica. Realizan, además, comentarios despectivos acerca de las características corporales de ellas, sobre todo senos y nalgas. Las adolescentes que no les parecen guapas o femeninas, sufren vejaciones y escarnio por parte del grupo masculino, que utiliza expresiones del tipo fea, gorda o marimacho para insultarlas.
A estas edades se conforman las primeras parejas que se caracterizan porque son inestables, de duración breve y ruptura fácil. Se establecen sin que se haya hablado sobre las expectativas que cada uno tiene en

esa relación (por ejemplo, en cuanto al modo de comportarse, la duración, la fidelidad, etc.). Con frecuencia cada miembro de la pareja intenta imponer sus opiniones, controlar al otro, lo que da lugar a conflictos que en ocasiones pueden llevar a la violencia porque no saben resolverlo mediante el diálogo y la negociación.
Los CELOS son un instrumento muy eficaz de control, que muchas chicas y chicos consideran que es la mejor prueba de amor (“La quiere hasta el punto de volverse loco por ella”). En esta situación les cuesta identificarlos como abuso y quizá por ello la chica va cediendo cada vez más con el objetivo de no “provocar” su enfado y va evitando relacionarse con otras personas, distanciándose de sus amigas y no teniendo vida propia, lo que acaba en un aislamiento cada vez mayor.

Esta forma de entender las relaciones de pareja está muy influida por la cultura dominante. Para ellas, los chicos son “todo” y vincularse a ellos significa mayor valor social. Procuran satisfacer el deseo del chico limitando el suyo. Es habitual que la chica piense que puede cambiarlo con el poder de su amor (“El amor todo lo puede”) y a la vez se resigne ya que el amor implica sufrimiento (“quien mucho te quiere te hará sufrir”). Todos estos estereotipos hacen que se aferren a la relación aunque les haga daño.

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