La mujer del mes de Symetrías es Germaine Greer es una de las intelectuales feministas más influyentes del siglo XX: académica, escritora y profesora de literatura inglesa en la Universidad de Warwick. A partir de la publicación de su libro La mujer eunuco, best-seller de los setenta, se convirtió en una de las voces más heterodoxas y chirriantes del panorama mundial por lo incómodo de sus análisis. “Hoy, como ayer, las mujeres deben negarse a ser sumisas y crédulas, pues el disimulo no puede servir a la verdad”, decía entonces.
Germaine Greer, feminismo
Germaine Greer es una académica, escritora y locutora australiana reconocida por ser una de las representantes feministas más importantes del siglo XX.
Greer es profesora de literatura inglesa en la Universidad de Warwick, en Inglaterra y autora de varios libros mundialmente aclamados. Su libro «La mujer eunuco» fue uno de los más vendidos durante la década de 1970 en que se publicó. Este libro convirtió el nombre de Greer de desconocido a mundialmente criticado mientras a la misma vez era adorado. Desde entonces, sus ideas han causado completa controversia.
Su habilidad de comunicar su propia experiencia sobre el sexo lésbico, la violación, el aborto, la infertilidad, los matrimonios fallidos (confiesa sin pena haber estado casada durante sólo tres semanas), y la menopausia marcan su talento.
Biografía
Greer nació en Melbourne en 1939. Después de asistir a un convento, Star of the Sea Collage, en Gardenvale, Melbourne, obtuvo una beca de profesorado en 1956 y se matriculó en la Universidad de Melbourne, donde se le atribuyó el apodo de Germaine Queer (por tener pensamiento abierto de la homosexualidad), y se graduó en 1959 con honores. Entonces se mudó a Sídney donde se asoció con el Sydney Push, un grupo de intelectuales anarquistas que participan en la práctica de tener sexo libre sin estar casados.
Germain Greer dice que su asociación con el Sydney Push le ayudó a poder reconocer sus creencias, que no la convirtieron en una anarquista, pues ya lo era y el grupo le dio a saber por qué. Su participación en este grupo fue contraria de su asistencia en la universidad donde hablaban de arte, la verdad y la belleza y el argumento ad hominem. En lugar de lo anterior, los miembros del grupo reconocían que todo lo que se les enseñaba fue ideología y mentiras.
Mientras en Sídney, Greer profesaba en la Universidad de Sydney, recibiendo su Maestría de Artes en 1963 por un ensayo que escribió acerca de Lord George Byron. Un año después, el ensayo le ganó la beca Commonwealth Scholarship, que usó para fundar su doctorado en la Universidad de Cambridge en Inglaterra, donde se asoció como miembro con la universidad femenina de Newnham College.Durante sus años en la universidad, rehusó ceder a la censura. Hablaba sin pena ni vergüenza sobre los temas que la animaban incluyendo el de que se esperaba que las mujeres se pusieran sostenes de pecho muy pequeños para esconder sus pechos. Un tema de esta clase no se discutía en la década de 1960, cuando imperaba la opresión masculina.
Greer se asoció con la compañía de actuación amateur estudiantil, el Cambridge Footlights, que la lanzó a la escena de arte y los medios de comunicación en Londres. Con el pseudónimo de Dra. G, llegó a ser una contribuidora regular de la revista subterránea de Londres, OZ Magazine cuyo dueño era Richard Neville. Greer escribía sobre temas considerados pornográficos e inaceptables en aquella época.
Recibió su Ph.D. en 1968 por un ensayo acerca de las comedias tempranas de Shakespeare, y aceptó una carrera de inglés en la Universidad de Warwick. En el mismo año, en Londres, se casó con un periodista australiano, Paul du Feu, pero el matrimonio solo duró tres semanas y terminó en divorcio en 1973.
Después de su éxito en 1970 con su libro, The Female Eunuch, Greer se fue de Warwick en 1972 después de recorrer el mundo promoviendo su libro. Fue locutora en un show de comedia, Nice Time de Granada Television en el norte de Inglaterra con Kenny Everett y Jonathan Routh, compró una casa en Italia, escribió artículos en The Sunday Times, y luego pasó los siguientes años en África y Asia, que incluyó una visita a Bangladés para investigar la situación de las mujeres que habían sido violadas durante el conflicto con Pakistán.
En 1989, Greer regresó a Newnham Collage, Cambridge, como profesora especial pero se fue después de haber atraído publicidad negativa en 1996 por supuestamente “salir” con la Dra. Rachel Padman, una colega transexual. Greer opuso la aceptación a Padman en la Universidad sin éxito con razón de que ella había «nacido hombre» y la Universidad solo era para mujeres. Un artículo del 25 de junio de 1997 escrito por Clare Longrigg en The Guardian acerca del incidente, titulado “A Sister with No Fellow Feeling” (“Una hermana sin consentimientos”), desapareció de sitios de web por instrucciones de los abogados del periódico.
Acontecimientos en su vida
El 23 de abril de 2000, Greer fue secuestrada por Karen Burke, una estudiante de la Universidad de Bath de diecinueve años, quien había estado escribiendo cartas a Greer. Finalmente asaltó su hogar en Essex, la ató en la cocina, destrozó el contenido de la casa con un atizador y arrancó el teléfono de la pared. Al cabo de unas horas unos amigos con los que debía cenar Greer fueron a la casa donde forcejearon con Burke que le agarraba las piernas a Greer mientras gritaba “Mami, mami”. Burke fue encarcelada y condenada por asalto, y después sentenciada a dos años de libertad condicional. Greer no sufrió heridas de gravedad y en una conferencia con la prensa dijo “No estoy enfadada, no estoy deprimida, no estoy herida. Estoy bien. No he perdido mi sentido del humor. Yo no soy la víctima en este caso. Desde que publiqué The Female Eunuch cabía la posibilidad de que algún loco me atacara, a juzgar por la hostilidad de las cartas que recibía.”
En 2001, de nuevo atrajo la atención mediática por una propuesta para la Australia indígena. En 2004, el Primer Ministro australiano, John Howard, la nombró “elitista” y “condescendiente” después de que ella criticó a sus paisanos australianos como “demasiado relajados para que les importe un bledo.”
En enero de 2005, se anunció que Greer sería una de los ocho concursantes en el show inglés, Gran Hermano Celebrities (Big Brother Celebrities) una variante del Big Brother estadounidense. Después de cinco días en la casa de Gran Hermano se fue por el abuso constante de los productores del show, la basura de la casa, y la conducta de los demás concursantes que fueron a buscar publicidad.
En 2015 declara que las mujeres transexuales no son mujeres y por eso es considerada como TERF y transfobica.
Dijo: Aparentemente la gente ha decidido que porque no creo que los hombres transgéneros sean mujeres, no se me debe permitir hablar. No digo que no se deba permitir a la gente pasar por eel procedimiento de reasignacion sexual, lo que digo es que eso no los convierte en mujeres.
Las tesis de Greer (de los 70 al 2000)
“La igualdad no puede ser, para las mujeres, un sucedáneo de la liberación”, lanzaba en los setenta. Su tesis partía de la idea de que “la mujer nace mujer, pero la castran las convenciones sociales” y ahondaba en la crítica al amor romántico, al que bautizaba como “estafa” -mucho antes de que este descubrimiento se hiciese tendencia-. “Las mujeres deben reconocer en la ideología barata del enamoramiento la inducción fundamental a dar un paso irracional y autodestructivo. Esta obsesión no tiene nada que ver con el amor, porque el amor no es ni desvanecimiento, ni posesión, ni obsesión, sino un acto cognitivo; en realidad, la única manera de aprehender el núcleo central de la personalidad”.
Greer puso el foco sobre cuestiones como la defensa del aborto, la violación, la menopausia o las relaciones lésbicas, confesando, en primera persona, el ostracismo que sufrió en 1989 a raíz de su relación con la doctora Rachel Patman, una colega transexual. En el año 2000 volvió a sacudirse hasta el último pelo de la lengua con La mujer completa (Kairós), donde ponía en tela de juicio casi todo lo que entonces se consideraba como un avance de la condición de la mujer. Señalaba que “algunos hombres odian permanentemente a las mujeres; todos los hombres odian a algunas mujeres una parte del tiempo”: “En el año 2000 hay más hombres que odian a las mujeres con mayor resentimiento que en 1970. Nuestra cultura es mucho más masculinista que hace treinta años«, espetó.
Pesimista: un mundo cada vez más masculino
Su panorámica del avance feminista era, cuanto menos, pesimista. “Cuando escribí La mujer eunuco, nuestras hijas no se autolesionaban ni se mataban de hambre. Por todas partes hay hoy mujeres enmudecidas soportan infinidad de dificultades, sufrimiento y dolor en un sistema mundial que crea millones de perdedoras por cada puñado de ganadoras», explicó Greer. «Cuanto mayor es el número de políticas que puede exhibir un Parlamento, menos probable es que éste se ocupe de los temas que afectan a las mujeres. La realidad de las mujeres es una vida de trabajo, en su mayor parte no remunerado y, lo que es peor aún, no valorado».