En este segundo cuento hemos querido trabajar los prejuicios que recaen sobre las niñas, y cómo creamos estereotipos que se perpetúan poniendo barreras a las mujeres desde la edad infantil.
Concienciar sobre el sexismo lingüístico y la visibilidad de la mujer desde la edad infantil
Nuestros niños y niñas crecerán, y es responsabilidad nuestra educarles en valores para que el día de mañana sean unas personas adultas éticas. ¿Buscas que el respeto hacia la mujer, y el fomento de la igualdad entre hombres y mujeres estén entre sus valores? Te damos algunas ideas y recursos para trabajar la igualdad de género a través del uso del lenguaje:
- No hay profesiones de niños y niñas. Ya es hora de acabar con los roles de género, ¿no te parece? Tradicionalmente se ha considerado que cada sexo debía desarrollar ciertas labores. Así las niñas eran enfermeras, profesoras, limpiadoras domésticas o cuidadoras de bebés, mientras los niños eran pilotos, camioneros, electricistas o fontaneros. ¿Jugamos a las profesiones? Haz un listado de ocupaciones, y proponle a tu hijo o hija que escriba su correspondiente en femenino.
- No hay adjetivos de niños y niñas Con frecuencia observamos en los cuentos infantiles o dibujos animados que a los protagonistas niños se les identifica con adjetivos como valiente, osado, fuerte, inteligente, mientras que a ellas se las asocia con términos como dulce, amable, coqueta, soñadora… Son los llamados estereotipos de género. ¿Jugamos a cambiar el cuento?.
«Eso es para niñas». Cómo impactan tus prejuicios de género en tus hijos
Al entrar a un supermercado o una tienda de juguetes, no llama la atención que esté el pasillo de juegos de niñas todo rosa, con tazas, muñecas, planchas y maquillaje en un lado; y en el otro pasillo, el de hombres, con coches, pelotas, monstruos y figuras de peleas.
Es que en nuestra cultura, en gran medida por los medios de comunicación, la publicidad y otros factores, se ha instalado en el inconsciente colectivo que las niñas juegan a ser “mamás vestidas de rosa y amas de casa” y los niños a “los coches, las peleas y la pelota”. Pero, ¿es esto un aporte paralos menores o les estamos privando de un desarrollo más integral?
Diferencias de género
La discusión sobre las diferencias psicológicas que existen dependiendo del género es un tema que hasta hoy no tiene respuestas completamente resueltas. Al observar a un grupo de niños y niñas, es fácil darse cuenta que esas diferencias existen producto de la educación que les damos.
Donde sí hay certezas de que se producen grandes diferencias entre niños de diferentes géneros, es en la educación entregada tanto por la escuela como por los padres. Muchas veces, sin ser conscientes de ello, les transmitimos costumbres que hacen diferencias erróneas sobre cómo deben comportarse los niños y las niñas.
Ejemplos de esto podemos encontrar cientos, tales como “los hombres no lloran” o “las niñas no juegan con coches”. ¿Por qué un hombre va a tener menos derecho a llorar o una mujer a jugar con coches?
Hacernos conscientes de las diferencias con las que educamos a niñas y niños es muy importante para intentar modificar nuestras conductas y de esa manera poder entregarles a los menores una educación que favorezca un desarrollo más integral.
Algunas diferencias tradicionales en la educación
En general, los padres tienden a darle más libertad a los hombres que a las mujeres, restringiendo el mundo de exploración de estas últimas. Asimismo, a las niñas se les limita más la expresión de la agresividad, mientras que con los niños se les es más permisivo, trayendo como consecuencia mujeres a las que les cuesta defenderse y hombres más violentos.
Suele suceder también, que a los hombres se les exige un mejor rendimiento académico y cuando esto no se da, se le culpa a la falta de esfuerzo, mientras que a las mujeres, al no rendir, se les atribuye a la falta de talento, como si las mujeres tuvieran una capacidad intelectual inferior.
Asimismo, se espera de las niñas que asuman o ayuden en las tareas domésticas mientras que a los hombres se les exime de ellas.
Otro comportamiento común en los padres es brindar un espacio de expresión afectiva mucho mayor a las niñas que a los niños, a éstas permitiéndoles abrazar o llorar con mayor holgura, mientras que a los hombres restringiéndoles la expresión de sus emociones. A las mujeres les preguntamos más por lo que sienten mientras que a los hombres por lo que piensan.
De las mujeres se espera que sean más abiertas y comunicativas, mientras que de los niños se asume que son más reservados y no se comunican.
¿Qué hacer como padres?
Es muy importante para el desarrollo integral de los niños, que como padres nos preocupemos de darle a ambos sexos la posibilidad por igual, de desarrollar su afectividad, su racionalidad y el autocontrol. En ese sentido, es importante tratar de fortalecer las áreas menos desarrolladas.
Algunas recomendaciones:
- A ambos fomentarles el lado emocional, la expresión de sus emociones y su mundo afectivo.
- A ambos por igual, fomentar su lado intelectual, haciéndoles participar de conversaciones y preguntándoles su opinión.
- A ambos por igual incorporarlos en las tareas domésticas.
- A ambos darles las mismas libertades, permitiéndoles explorar el mundo según su edad.
- Permitirles que escojan sus intereses según habilidades y gustos, no determinarlos por su género.
- Potenciar en ambos sus habilidades comunicativas, estimulando más el lenguaje y brindándole espacios de conversación.
- Potenciar la empatía y la generosidad tanto a niños como a niñas, moderando la agresividad como medio de resolución de conflictos.
- Evitar referirse a lo femenino en negativo, como por ejemplo,“Las niñas no dicen palabras feas”, “Las niñas no pueden ir solas” o “Las niñas no juegan con coches”. De esa manera mostramos que ser mujer autolimita y corta las alas. Siempre es preferible destacar las características positivas o para lo que somos buenos.