Ya está aquí la nueva tira cómica de Symetrías: Nuestro deseo de Navidad. Que se termine la violencia de género y que logremos la igualdad y el reconocimiento de la mujer.
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La violencia de género en los jóvenes, detectarla y actuar
La violencia de género ha sido y sigue siendo una de las manifestaciones más claras de la desigualdad, subordinación y de las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres. Este tipo de violencia se basa y se ejerce por la diferencia subjetiva entre los sexos. En pocas palabras, las mujeres sufren violencia por el mero hecho de ser mujeres, y las víctimas son mujeres de cualquier estrato social, nivel educativo, cultural o económico.
Es una violencia de carácter estructural, que tiene su origen en las desigualdades de poder existentes entre hombres y mujeres. El carácter cultural y social de las desigualdades entre hombres y mujeres es fundamental para entender las causas de la violencia de género y las posibles vías para su erradicación.
La violencia de género es aquella que se ejerce sobre las mujeres por parte de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones de afectividad (parejas o ex-parejas). El objetivo del agresor es producir daño y conseguir el control sobre la
mujer, por lo que se produce de manera continuada en el tiempo y sistemática en la forma, como parte de una misma estrategia.
Aumento de casos en menores
Los casos de denuncias por malos tratos, abusos y agresiones sexuales entre menores de edad han aumentado hasta un 25%, según los últimos datos de la Fiscalía General del Estado. Incluso hay veces que las víctimas tienen menos de 14 años. Estos sucesos han aumentado en un solo año de 433 a 543 (25% más), los de agresiones y abusos sexuales, de 1081 a 1271 (17%), según los últimos datos de esta fuente, correspondientes a 2016.
Detectar la violencia de género
La violencia de género en adolescentes puede durar varios años porque a veces tardan en darse cuenta de su situación. Salir de este tipo de relaciones tóxicas y traumáticas es complicado por la dependencia emocional que sufre la víctima. “Las adolescentes llaman, generalmente, cuando tienen problemas sentimentales con su pareja o, incluso, por problemas que tienen con sus padres a causa de sus relaciones, y no saben a quién recurrir”, explican desde ANAR, que pone a disposición un teléfono de ayuda en el que han atendido un total de las 453 llamadas de jóvenes que denuncian.
La violencia de género se inicia siempre de una manera sutil. Al principio puede apreciarse un exceso de control por parte del maltratador hacia la víctima. Esta actitud controladora se evidencia en muchos aspectos como por ejemplo, en el control en su forma de vestir, en su trabajo, en el control de sus gastos, control de salidas y de las amistades, intentos de separación de su familia así como humillación o menosprecio de las cualidades o características de la víctima, intentando dejarla en muchas ocasiones en ridículo.
A veces, delante de los demás, y en la mayoría de los casos, en la intimidad del hogar. De esta manera el maltratador va consiguiendo que la víctima vaya perdiendo poco a poco su autoestima, su autonomía e incluso su capacidad de reacción o defensa ante esta situación.
Leonor E. Walker formuló la teoría del ciclo de la violencia, que explica en bastantes casos por qué la víctima no se percata de que su relación de pareja no es positiva para ella. Según dicha teoría, habría tres etapas en la violencia de género:
- Fase de acumulación de la tensión: En esta fase los actos hostiles hacia la víctima se van sucediendo y van produciendo conflictos dentro de la pareja. El maltratador demuestra su violencia de forma verbal y, en algunas ocasiones, con agresiones físicas o cambios repentinos de ánimo, que la víctima no acierta a comprender. En esta fase la víctima suele justificar al maltratador y no es consciente del proceso de violencia en el que se encuentra De esta forma, la víctima siempre intenta calmar a su pareja, complacerla y no realizar aquello que le moleste. Cree que así evitará los conflictos. Demuestra con esto la idea equivocada que tiene de que esos conflictos son provocados. Esta fase seguirá en aumento.
- Fase de agresión. En esta fase se producen de forma ya visible los malos tratos, tanto psicológicos, como físicos y/o sexuales. En este punto la víctima presenta estados de ansiedad y temor. Esos temores son los que pueden llevar a la víctima a consultar alguna amiga o familiar, a pedir ayuda o a tomar la decisión de denunciar a su agresor.
- Fase de reconciliación o “fase de luna de miel”: Tras los episodios violentos, el maltratador suele pedir perdón, mostrarse amable y cariñoso. Suele llorar lo que hace que para la víctima todo resulte más creíble. El maltratador promete que no volverá a repetirse e intenta justificarse por hechos siempre ajenos a él. Insiste a la víctima en que la quiere con locura y que no sabe cómo ha sucedido. Se dan casos en los que puede llegar a hacer creer a la víctima que esa fase de violencia se ha dado como consecuencia de una actitud de ella, que ella la ha provocado, haciendo incluso que ésta llegue a creerlo. La víctima, que desea el cambio, suele confiar en estas palabras, creyendo que podrá ayudarle a cambiar. Algo que los maltratadores suelen hacer es pedir a la víctima que les ayuden a cambiar. Por desgracia ésta es sólo una fase más del ciclo, volviendo a iniciarse, nuevamente, con la fase de acumulación de la tensión.
Estos ciclos suelen conducir a un aumento de la violencia, lo que conlleva a un elevado y creciente peligro para la víctima, quien comienza a pensar que no hay salida a esta situación.
Este ciclo que se repite una y otra vez si no ayudamos a la víctima a romperlo. Explica por qué muchas víctimas de malos tratos vuelven con el agresor, retirando, incluso, la denuncia que le había interpuesto. Lo peor de todo es que si nos tapamos los ojos por no complicarnos la vida en ayudar a una víctima, un día ocurre algo irreversible, la muerte de la víctima en manos de su asesino.
Es importante remalcar qué es la indefensión aprendida, que según Seligman: Significa que, cuando una persona o animal se enfrenta a una situación negativa de la cual no puede escapar, “aprende” a mantenerse indefensa, se da por vencida, comienza a creer que nada de lo que haga solucionará el problema, incluso cuando las condiciones cambian y ya se puede ejecutar una respuesta de huida.
Factores que explican la violencia de género en adolescentes
Se apunta como explicación que muchos adolescentes siguen aceptando el modelo patriarcal tradicional. En sus casas mandan sus padres frente a sus madres y, por lo tanto, ellos sienten que deben controlar a su pareja. Los móviles y las redes sociales se han convertido en una de sus armas para ejercer esa presión constante.
Esta educación machista predispone a las mujeres a sufrirla porque les impide identificar las señales del maltrato. Hay que cambiar esa imagen de chico atractivo y malote que no les deja identificar la situación por la que están pasando.
Lo curioso es que los y las adolescentes distinguen que esa conducta no está bien. En una encuesta realizada en 2017 a más de 1.400 personas de entre 12 y 17 años en distintas Comunidades Autónomas por la ONG Mujeres en Igualdad, más de un 90% supo reconocer los casos de violencia de género presentados. Ocho de cada diez chicas encuestadas aseguraban no haberla sufrido nunca, pero de ellas, un 20% al mismo tiempo admitía haber sido víctima de algún comportamiento machista.
Señales para saber si nuestra hija sufre violencia de género
En esta misma guía citan algunas de las señales que nos pueden hacer saltar la alarma sobre la violencia de género en las adolescentes.
- Se aleja de sus antiguas amistades. Deja de ver a sus amigos y amigas de siempre y empieza a salir con otra gente.
- Conversa poco de sus problemas emocionales.
- Duda de sus propios sentimientos y de su juicio. Cree valer poco o nada. Se siente mal respecto a sí misma, se infravalora.
- Se siente agradecida (de forma poco natural) cuando su novio es respetuoso. Aunque no esté de acuerdo, acepta sus decisiones. Pierde la voluntad.
- Ignora sus propias necesidades a favor de las del otro. Incluso sacrifica su propia independencia por el deseo de recibir amor.
- No sabe si desea finalizar la relación o continuar con ella.
- Baja su rendimiento escolar o laboral. Le cuesta trabajo concentrarse en sus actividades (antes no le sucedía). Se muestra muy distraída.
- Tiene problemas de salud. Se altera su apetito (come más o está inapetente). Su ritmo de sueño se modifica (duerme muy poco o demasiado).
- Tiene miedo de que su pareja se enfade. Está continuamente en contacto con él a través de móvil o redes sociales, lo que le impide concentrarse en lo que esté haciendo en ese momento ya sea tareas escolares, ver una película, hacer alguna tarea doméstica o mantener una conversación.
- No acepta comentarios u opiniones acerca de su pareja o de su “nuevo estilo de vida”. Se muestra irascible con sus maestros, compañeros de clase o amigas y amigos.
- Se muestra irascible con la familia. Reacciona de malas formas por cosas sin importancia. Plantea problemas para ir de vacaciones o pasar fines de semana fuera si él no la acompaña.
Factores que ayudan a la detección de la violencia de género
- Cambios de comportamiento y personalidad.
- Atención al trato que el agresor tiene con su víctima .
- Atención a marcas o cicatrices.
- Tome en consideración, si dice “haberse caído” o “haber tropezado” con cierta frecuencia.
¿Qué hacer en caso de malos tratos?
EL 016, UN TELÉFONO QUE PUEDE SALVA VIDAS
Tanto si eres víctima de maltrato como si conoces un caso cercano de violencia de género puedes ponerte en contacto con el teléfono gratuito 016. Funciona las 24 horas del día, los 365 días del año. No deja rastro en la factura del teléfono. Es absolutamente confidencial, nadie sabrá que has llamado.
En el 016 recibirás atención profesional. Te informarán de qué hacer en caso de maltrato. Si en ese momento hay una emergencia te derivarán directamente al 112. Recibirás información sobre los recursos y los derechos que tienes.
¿Qué hacer si conoces un caso de malos tratos?
Si conoces un caso de malos tratos, tu ayuda es clave:
- Si eres familiar de la víctima, tú mismo puedes solicitar la orden de protección.
- Si sospechas que una persona está siendo agredida o escuchas frecuentemente ruidos o gritos, debes llamar a la Policía.
- Si has presenciado un episodio violento, ofrécete como testigo a la víctima.
- Escucha a la víctima y hazle sentir que no está sola, que ella no es la culpable de la situación. Es mejor que no la presiones a tomar medidas.
¿Qué debes hacer si has sufrido una agresión?
Lo primero es acudir a tu centro de salud u hospital, por tu propio pie o llamando al servicio de Emergencias (112). Allí te harán un reconocimiento médico completo y un parte de lesiones. En caso de haber sufrido una agresión sexual, es importante decirlo para que te hagan unas pruebas específicas.
Después deberás ir a la Comisaría de la Policía Nacional, el Cuartel de la Guardia Civil o el Juzgado de Guardia de tu localidad para denunciar y pedir una orden de protección. Deberás solicitar la asistencia de un abogado, identificar al agresor, aportar el parte médico y contar con detalle todo lo ocurrido. Si crees que tú o tus hijos estáis en situación de riesgo de muerte, no dudes en decirlo. Si hay testigos debes identificarlos.
En caso de no ser la primera vez que sufres malos tratos debes contarlo y decir si en ocasiones anteriores pusiste denuncia o no. Antes de firmar la denuncia léela atentamente y pide una copia. Puedes pedir o solicitar información sobre la orden de protección.
Si corres peligro vete de tu domicilio inmediatamente. Puedes hacerlo sin perder derechos, pero tienes que poner una denuncia o una demanda de separación en un plazo de 30 días. En caso de tener que regresar a por tus cosas, llama a la Policía o a la Guardia Civil y ellos te acompañarán.
¿En qué consiste la orden de protección?
- Medidas civiles: Se refieren al uso y disfrute de la vivienda, al régimen de custodia, visitas y comunicación con los hijos, a la prestación de alimentos y a la protección de los menores. Tienen una duración de 30 días y hay que solicitarlas expresamente.
- Medidas penales: Están destinadas a evitar que el agresor pueda ponerse en contacto contigo y evitar así nuevas agresiones. Entre ellas, está la prisión provisional, la orden de alejamiento, la prohibición de comunicación, la prohibición de residir o acudir al lugar del delito o residencia de la víctima y la retirada de armas y otros objetos peligrosos
- Medidas de asistencia y protección social: Son servicios como los alojamientos de emergencia, las ayudas económicas, atención psicológica, asesoramiento jurídico, etc.
La orden de protección puede solicitarse ante jueces o juezas, fiscales, la policía o la guardia civil, en las oficinas de atención a las víctimas, en los servicios sociales de tu ciudad o comunidad autónoma y en los servicios de orientación jurídica de los colegios de abogados. Una vez solicitada la jueza o juez, recibe a la mujer y al agresor por separado y, en un máximo de 72 horas, decide sobre si es necesario adoptar alguna medida.
Recuerda que denunciar no es responsabilidad única de la persona que sufre el maltrato, es responsabilidad de todos.