Al siglo XX se le considera el siglo de las mujeres. La jurista María Telo Nuñez (1915- 2014) transitó por él con la fuerza de sus convicciones. En sus casi 100 años de vida esta mujer de aspecto frágil nacida en Cáceres en el seno de una familia acomodada luchó con tenacidad para acabar con las desigualdades jurídicas que sufría la mujer. Con 16 años empezó en Salamanca la carrera de Derecho y allí descubrió que el Código Civil en vigor desde 1889 trataba de forma injusta a las mujeres. Ella misma lo recordaba así: «No lo podía aceptar, me sentí humillada enseguida me di cuenta de como nos trataban. Otras no lo vieron o les daba igual». Esa indignación contra la norma se convirtió en su motor de su vida.
La llegada de la II República, que instauró el voto femenino y eliminó muchas trabas para que las mujeres pudieran trabajar fue un impulso para aquella joven que quería ser notaria, como su padre. Siempre fue admiradora declarada de Clara Campoamor, una jurista como ella a la que tuvo la oportunidad de conocer en el exilio, en 1958, y con la que se estuvo carteando durante más de dos años. Ambas pertenecían a la Federación internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas.
“Siempre he sido feminista, aunque con el franquismo no se podía decir“
Mujer del mes de Symetrías: María Telo, la abogada de la igualdad. Avanzando pese a las barreras
Feminista convencida sufrió en sus carnes el retroceso que supuso para las aspiraciones de la mujer la llegada del franquismo. No consiguió ser notaria, pero fue la primera mujer en ganar por oposición en 1944 una plaza en el Cuerpo Técnico de la Administración Civil en el Ministerio de Agricultura. No sin dificultades porque el tribunal no reconocía su derecho a presentarse. Ella misma recordaba en una entrevista la situación de acoso y ninguneo a la que la sometieron sus jefes: «No me daban trabajo. El jefe de departamento me daba informes con la idea de que los pasara a máquina. Y yo le decía: ‘Si necesita una secretaria pídala, yo no soy una mecanógrafa'». 02.45 minEl primer Año Internacional de la Mujer (21-01-2007)
En 1952 optó por darse de alta en el Colegio de Abogados y abrir un despacho y especializarse en derecho de familia y sucesiones. Era uno de los pocos en manos femeninas en aquel momento: «No tuve muchos problemas con mis colegas varones, como era una profesión liberal no se metían con nosotras. Éramos tan pocas que hasta les hacía gracia».
Fundadora de la Asociación Española de Mujeres Jurista en 1971 peleó duramente para que cuatro letradas entraran en la Comisión General de Codificación del Ministerio de Justicia, desde la que se impulsó la reforma del Código Civil franquista.
La licencia marital
El Código Civil colocaba a las mujeres casadas en el mismo nivel que los menores, los locos o los dementes. “Cuando una mujer se casaba dejaba de tener derechos. En el mismo momento era considerada una menor y su marido la representaba para todo como si fuera una niña y así hasta que se quedaba viuda”.
“Cuando una mujer se casaba, dejaba de tener derechos“
Las mujeres no solo tenían que obedecer al marido, sino que necesitaban la licencia marital, su permiso para todo: para trabajar, para cobrar el salario, para abrir una cuenta corriente, obtener un pasaporte, incluso para firmar las notas del colegio de los hijos. Las mujeres casadas prácticamente solo podían hacer testamento sin la supervisión de sus maridos. «Incluso si se casaban con un extranjero perdían la nacionalidad, no podía ser funcionaria, sus estudios quedaban sin efecto y se la consideraba extranjera sin haber salido nunca de España», recordaba María Telo en una entrevista a RTVE.
“Sin derechos, una mujer no es nada“
La tenacidad y el impulso de María Telo se transformó en la ley de 2 de mayo de 1975 aprobada por las aquellas Cortes del Régimen. Tras años de discusiones la ley devolvió a las mujeres casadas su capacidad jurídica. «Para mí es la ley más importante porque devolvió a las mujeres sus derechos” decía la jurista con una sonrisa siempre que se le preguntaba: ‘Sin derechos, una mujer no es nada'».
Año internacional de la mujer
Aquel 1975, fue elegido por la ONU como el año internacional de la Mujer algo que María Telo siempre recordaba con ironía. Cómo el régimen de Franco quería apuntarse a los fastos organizados mientras ella y sus compañeras juristas peleaban para que la sección femenina no se enterase de la revolución que iba a traer la ley sobre Situación Jurídica de la Mujer Casada y los Derechos y Deberes de los Cónyuges, que es como se denominó aquella norma que supuso la liberación de las mujeres casadas españolas del yugo de sus maridos.
Contaba María Telo, siempre con una sonrisa, que después de aprobada la ley los bancos y las instituciones no la aplicaban y como las mujeres organizaron comandos, grupos para ir a las oficinas bancarias con la intención de abrir cuentas corrientes. Ante la exigencia de la licencia marital, aquellas feministas tenían que hacer pedagogía y recordar a los directores que la obediencia al marido era cosa del pasado.
La patria potestad en 1981
Aquel primer paso en la lucha por la igualdad legal y jurídica de las mujeres españolas no se completó hasta mayo de 1981, fecha en la que se reguló la filiación de los hijos, la patria potestad y el régimen económico del matrimonio, que supuso para las mujeres estar en un plano de igualdad legal con el marido tanto en la administración y disposición de los bienes gananciales. Acabar con aquella expresión tan de la época del «cabeza de familia».
La tenaz tarea de esta jurista sin afiliación política convirtió la igualdad legal en una realidad. Dejó la abogacía con más de 80 años cumplidos y siempre defendió que el feminismo no tenía nada que ver con el machismo: «Feminismo es vivir coordinadamente con el otro género en cambio machismo es dominar y nosotras nunca hemos pretendido dominar, sino convivir«, decía a TVE.
“Feminismo es vivir coordinadamente con el otro género, machismo es dominación“
Maestra de juristas siempre recordaba que las feministas habían luchado muchísimo durante el franquismo para conseguir esta igualdad legal, pero que quedaban por cambiar estructuras y comportamientos adquiridos. Para ella «la igualdad real no se había conseguido. Ni mucho menos».
Autora del libro «Mi lucha por la igualdad Jurídica de la Mujer» (Aranzadi 2009) hacia el final de su vida recibió muchos premios y un gran reconocimiento. Galardonada con la medalla de Oro al Mérito en el trabajo, además de Doctora Honoris Causa por la Universidad de Salamanca a María Telo uno de los premios que más le emocionó fue el instaurado en honor de su admirada Clara Campoamor que le entregó el Ayuntamiento de Madrid en 2006 .
Aunque muchas mujeres lo ignoren, el esfuerzo y la lucha de esta jurista menuda y sonriente supuso una avance sin precedentes en la andadura de los derechos de la mujer en España. Pionera en el camino de la igualdad, cuando se le preguntaba por lo que deberían hacer las mujeres más jóvenes siempre contestaba: «Que no bajen la bandera, que queda mucho por hacer».
Fuentes: El País, Justiciaydictadura.com, amecopress.com, rtve.es, infolibre.es